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Comunicaciones

Consenso mundial sobre las recomendaciones óptimas de ejercicio para mejorar la longevidad saludable en los adultos mayores (ICFSR)

14/04/2025

Consenso mundial sobre las recomendaciones óptimas de ejercicio para mejorar la longevidad saludable en los adultos mayores (ICFSR)

Por la Dra. Alonso, Silvina Mariel Alonso y la Dra. María Alejandra Angrisani

Este consenso fue realizado por numerosos expertos pertenecientes a diferentes instituciones internacionales ofreciendo una respuesta al aumento de la esperanza de vida a través de programas de ejercicio, ya que el desafío no es solo vivir más años sino hacerlo con buena salud y autonomía. Este consenso proporciona la justificación para la integración de la actividad física en la promoción de la salud, la prevención de enfermedades y las estrategias de manejo para los adultos mayores.

El envejecimiento, un proceso inevitable y universal, se caracteriza por la acumulación progresiva de alteraciones fisiológicas y un deterioro funcional a lo largo del tiempo, lo que conduce a una mayor vulnerabilidad a las enfermedades, y en última instancia, a la mortalidad.

Los cambios en el estilo de vida, y en especial la actividad física, influyen a nivel celular y molecular retrasando las tasas de envejecimiento, por lo que se utiliza como una medicina preventiva.

Recomienda que los adultos mayores realicen ejercicios multicomponentes, estos incluyen ejercicios de fuerza y potencia, ejercicios aeróbicos, ejercicios de equilibrio y marcha, tres o más veces por semana durante 30 o 45 minutos para mejorar la capacidad funcional. Enfatizando en la importancia de planes individualizados que incluyen una evaluación integral, determinando el estado de salud, capacidad y riesgo individual, d programas estructurados según la patología asociada y condición del adulto mayor, de objetivos centrados en el paciente según preferencias individuales para aumentar adherencia a realizar ejercicios y programas que incluyen ejercicios multicomponentes, tareas físicas y cognitivas para evitar demencia y trastornos depresivos.

La evidencia muestra que la actividad física junto con un estilo de vida saludable es esencial para el mantenimiento de los niveles de salud y bienestar (figura 1). El ejercicio proporciona beneficios inmediatos a la funcionalidad en una amplia gama de enfermedades, independientemente del estado físico y del consumo máximo de oxígeno, contribuyendo a la protección cardiovascular, a la disminución del riesgo de caída, las fracturas y la mortalidad.

El envejecimiento biológico y las enfermedades crónicas comparten una relación bidireccional. Las enfermedades crónicas, incluidos los síndromes geriátricos, pueden exacerbar el deterioro relacionado con la edad. Además, ciertos tratamientos para estas afecciones pueden contribuir a un mayor deterioro de la salud, especialmente en los adultos mayores. En particular, afecciones como la fragilidad, la sarcopenia y la demencia aceleran la aparición de discapacidades relacionadas con la edad, lo que plantea importantes riesgos para la salud. En general, la capacidad de practicar actividad física influye significativamente retrasando este envejecimiento, ya que el ejercicio optimiza la fisiología y reduce el riesgo de muchas enfermedades crónicas y de factores de riesgo cardiovascular, especialmente si los determinantes sociales de la salud (económicos, culturales y geográficos) son favorables.

Es así, que se detalla un programa de ejercicios multicomponentes, una prescripción de ejercicio en forma individualizada y secuencial, comenzando con ejercicios de baja intensidad y aumentando en forma gradual tanto en la duración, la frecuencia y en la intensidad. Amplía el análisis detallando el beneficio en la prevención de enfermedades primarias, secundarias y terciarias como los factores de riesgo cardiovascular, la artritis, cáncer, EPOC, enfermedad renal crónica, enfermedad cardiovascular, demencia, depresión, osteoporosis entre otras.

Además, en este trabajo, se presenta una comparación de la eficacia del ejercicio frente a los tratamientos farmacológicos. El análisis destaca el ejercicio como una intervención universalmente beneficiosa, especialmente eficaz para mejorar la capacidad aeróbica, la masa muscular, la capacidad metabólica y el bienestar psicológico. La comparación tiene como objetivo ayudar al personal de salud a diseñar planes de tratamiento integrales basados en evidencia que integren la actividad física y las intervenciones
farmacológicas según sea necesario.

En una población envejecida, la polifarmacia y el manejo de enfermedades crónicas son preocupaciones críticas que impactan significativamente en los resultados de salud. La conexión entre el uso de medicamentos y el ejercicio ofrece un enfoque prometedor para mejorar el bienestar de los adultos mayores. Una estrategia integrada que combine la prescripción de ejercicio con la farmacoterapia puede optimizar la vitalidad y la funcionalidad de las personas mayores al tiempo que minimiza las reacciones adversas a los medicamentos.

Conclusión

Este consenso plantea programas de ejercicio basados en la evidencia y adaptados a las necesidades y capacidades de los adultos mayores, asegurando que estos programas sean integrales y adaptables a las condiciones de salud individuales. El objetivo final es mejorar la calidad de vida, independientemente de la edad o del estado inicial de aptitud o fragilidad.

El ejercicio multicomponente es una herramienta para el envejecimiento saludable, y que en ciertos casos puede reemplazar o disminuir la necesidad de medicamentos. Debe verse como una forma de tratamiento, con prescripciones adaptadas que, como cualquier otra intervención médica, es crucial personalizar, ajustar y gestionar estas mismas.

Muchos profesionales de la salud necesitan más capacitaciones para incorporar el ejercicio directamente en la atención al paciente adulto mayor. Aunque se han hecho progresos en este aspecto, el enfoque del asesoramiento sobre el ejercicio en el ámbito sanitario suele estar reservado para quienes no presentan limitaciones, tanto físicas como mentales significativas, e incluyen actividades de intensidad leve. Esta indicación cautelosa en la prescripción del ejercicio parece provenir de un miedo infundado a las lesiones, o a los riesgos percibidos de actividades más vigorosas, mientras que, en realidad, el mayor peligro radica en el sedentarismo.

Este consenso promueve la integración del ejercicio en la promoción de la salud, la prevención de enfermedades y las estrategias de manejo para los adultos mayores. Proporciona las herramientas para la prescripción del ejercicio como medicina para una población que envejece, con el fin de optimizar la salud y mejorar la calidad de vida.

Tener en la vida el objetivo de vivir muchos años no es suficiente, debemos utilizar esas herramientas que nos brinda la ciencia para que esa longevidad sea saludable.

M. Izquierdo, et al., Global consensus on optimal exercise recommendations for enhancing healthy longevity in older adults (ICFSR), The Journal of nutrition, health and aging (2024), JNHA 100401. http://dx.doi.org/10.1016/j.jnha.2024.100401