Notables progresos y desafíos pendientes se entremezclan en este día mundial de la insuficiencia cardíaca en 2024.
Sabemos que se trata de una enfermedad muy prevalente que inevitablemente se encuentra en expansión y compromete la vida de los enfermos y su núcleo familiar.
¿Por qué planteamos como inevitable su expansión? Mientras la expectativa de vida se prolonga la insuficiencia cardíaca es una enfermedad que afecta predominantemente a las personas con edad avanzada. Al mismo tiempo las características de la enfermedad se van modificando. La clásica forma de la insuficiencia cardíaca con función sistólica deprimida cede espacio en favor de la insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada. Esta última es una enfermedad mucho más prevalente en la gente anciana y con comorbilidades.
¿Cuáles son los desafíos pendientes?
Paradójicamente la mayor limitación no es la carencia de herramientas, sino la falta de utilización de las mismas. Como ejemplo vale el insuficiente tratamiento con el que egresan del hospital la mayoría de los pacientes. Muchos no acceden a los tratamientos necesarios y la razón de ello no es solo económica. Existen déficits que es posible superar.
En primer lugar, la prevención a través del tratamiento de las enfermedades que predisponen a su desarrollo; es decir comenzar a ocuparnos desde el paciente en riesgo de desarrollar la enfermedad, como plantean las guías de tratamiento de la insuficiencia cardíaca de la SAC (1).
Por otro lado debemos maximizar nuestro empeño para que los pacientes se encuentren óptimamente tratados con los medicamentos necesarios y en las dosis adecuadas. Es fundamental tener claro que poder cumplir esta meta mejora sustancialmente el pronóstico de los pacientes. Como ya fue demostrado un tratamiento completo en una persona de 50 años con insuficiencia cardíaca puede aumentar su expectativa de vida en 8 años. A los 70 años la prolonga por 5 años (2).
Otro desafío es el que presenta la creciente población con insuficiencia cardíaca con fracción de eyección preservada. Sobre esta forma de la enfermedad disponemos de muchas menos opciones terapéuticas -de hecho solamente los iSGTL2 han demostrado beneficio indiscriminado-. Resulta necesario el enfoque integral, interviniendo sobre el control de las comorbilidades y respecto del tratamiento específico, se están desarrollando estudios con alternativas terapéuticas que priorizan la obesidad, la inflamación y también con antagonistas de los receptores de mineralocorticoides.
En el haber podemos contabilizar la creciente concientización sobre esta enfermedad, el desarrollo de estrategias para mejorar la asistencia de los pacientes como el seguimiento continuo a través de sistemas remotos de telemonitoreo, la creación de hospitales de día para evitar la internación y la jerarquización de la rehabilitación cardiovascular que integra no solo la actividad física, sino también la educación del paciente, las pautas nutricionales y de estilo de vida.
En resumen un largo camino por recorrer donde confluyen los esfuerzos científicos para desarrollar novedosas alternativas terapéuticas y el trabajo esencial de todo el equipo médico para que el progreso pueda llegar a quienes lo necesitan.
- Fernandez A et al. Consenso de Insuficiencia Cardíaca. Sociedad Argentina de Cardiología. Rev Argent Cardiol 2023; 91 (sup. 2) 1-79
- Tromp J, et al. J Am Coll Cardiol HF 2022;10:73–84
