El cambio lo generamos entre todos

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El cambio es una tarea colectiva de las autoridades sanitarias, las escuelas, los medios de comunicación y las sociedades científicas para que juntos alentemos a que la gente cambie sus hábitos.

“Es difícil lograr cambios en las conductas de la gente sólo por la educación formal, y menos aún dando el ejemplo. Por lo tanto es necesaria la acción del Estado al nivel de la regulación para lograr efectos de alto impacto, como la disminución del consumo de sal para bajar los casos de hipertensión y sus consecuencias como los ataques cerebrovasculares y los infartos”. Entre las acciones concretas, figuran los convenios con la industria o a través del Código Alimentario Nacional, por los cuales se establecen límites a la sal en la fabricación de los productos elaborados o en el pan. O en el caso de las grasas trans, que también son factores que contribuyen a esas enfermedades no transmisibles: la composición de los alimentos deberán ser modificada en ese tipo de grasa en el país a partir de diciembre de 2014.

Lazovski1 (2014-pp 21) explicó también: “Las acciones del Estado en relación a las enfermedades que más muertes causan tienen tres enfoques principales.

Uno es el enfoque de la promoción, en el que se hace hincapié en todo lo que se puede hacer para cambiar las conductas a través de la difusión, la información y la educación de las personas, desde el ámbito escolar, familiar y social.

El segundo enfoque se refiere a las acciones a través de la regulación para incidir en la forma de elaboración de alimentos o en cómo en los espacios públicos y cerrados se establecen restricciones en el consumo de tabaco.

El tercer enfoque se vincula con la mejora en los servicios de salud. Esa mejora implica que los servicios de salud estén dispuestos a atender a las personas desde la prevención y luego atender en los comienzos de la enfermedad adecuadamente e impedir que las enfermedades cardiovasculares o respiratorias progresen y tengan complicaciones que requieran la atención de la mayor complejidad, que es más costosa y con peores resultados en la calidad de vida de las personas. En particular, cuando se llegan a situaciones tales como el pie diabético o complicaciones oculares, en el caso de la diabetes, o a tener infartos o accidentes cerebrovasculares, en el caso de los problemas vasculares”. Sin dudas, el número de muertes prematuras se puede bajar, y necesitará de un gran esfuerzo colectivo.

Los medios de comunicación, y la propaganda que difunde mensajes orientando las conductas que determinan los factores de riesgo, muestran el grado de vulnerabilidad que tenemos a nivel global. La progresión lamentable de aumento de peso nos lleva a pensar que en pocos años, con el viraje demográfico de la población, vamos a tener que enfrentar una cantidad enorme de enfermedades de tipo cardiovascular y cerebral, relacionadas con el sobrepeso y la obesidad, con costos enormes para los individuos, sus familias, la sociedad y el Estado.

La SEC por su parte ha advertido de un nuevo factor de riesgo de problemas cardíacos: el uso continuado de ropa demasiado ajustada que impide realizar movimientos de forma natural y que, tras llevarla durante unas cuantas horas, deja marcas en la piel2. Parece ser que este tipo de indumentaria dificulta la circulación sanguínea venosa y aumenta el riesgo de edemas. Asimismo, también podría provocar retención de líquidos y de toxinas que favorecen la celulitis y depósitos de grasa en algunas zonas del cuerpo. Por último, señalan que puede dificultar la digestión y obstruir el correcto paso de aire y oxígeno por el cuerpo. Hoy además encontramos en la población menor de 24 años problemas que antes eran muy poco comunes a estas edades, como la intolerancia a la glucosa, colesterol elevado o hipertensión. Por este motivo, es crucial inculcar buenos hábitos desde la infancia. Por lo tanto, si es que asumimos un análisis serio, tendremos que considerar todos los aspectos de la problemática y llegar a un equilibrio entre el mercado y las condiciones para proteger a la población de sus hábitos, desde el punto de vista de su bienestar y de su salud, sin dejar de lado los derechos individuales.

Trabajar en mejorar los factores protectores de la salud, para que podamos tener una vida y una población sana, hablan del desarrollo de un país, que son una inversión a futuro.

Por Enf. Luisa Adriana Maldonado | Consejo de Enfermería SAC.

Referencias

1. (2014) Argentina Salud Nº 28 – 6-7/2014. Cuando el corazón mata más que la inseguridad (pp 21).
Disponible aquí.

2. Nuria Llavina Rubio, 27 de febrero de 2012 Problemas de corazón en niños y jóvenes.
Las alteraciones de corazón en la infancia y adolescencia se han multiplicado por diez en una década debido a hábitos de vida poco saludables Fundación Eroski.
Disponible aquí.

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