El médico que amaba las plantas: William Withering

William Withering nació en Inglaterra en 1741. Su padre era boticario. Estudió Medicina en la Universidad de Edimburgo entre 1762 y 1766. Entre sus profesores se contaron Alexander Monro (famoso anatomista que describió entre otras cosas el foramen que lleva su nombre, comunicación entre los ventrículos laterales y el tercer ventrículo en el cerebro), John Hope (médico y botánico, uno de los primeros en sostener la utilización de la clasificación de Linneo) y Joseph Black (médico, físico y químico, el primero en aislar el dióxido de carbono, y uno de los que sentaron la base de las nociones de termodinámica). Como era habitual en la época, su formación médica estuvo fuertemente vinculada con ciencias conexas.

Ejerció su profesión primero en Stafford y luego en Birmingham. En 1776 publicó The botanical arrangement of all the vegetables naturally growing in Great Britain, una clasificación de acuerdo con los lineamientos de Linneo de toda la flora británica conocida; este libro se transformó en un clásico editado 14 veces en los siguientes 100 años. Y hasta tal punto fue importante su labor en este campo que se lo conoce como el Linneo inglés.

Hizo también aportes en el campo de la química y la geología, describiendo una sustancia que luego se identificó como carbonato de bario, y a la que se denominó durante un tiempo whitherita en su honor.

Pero fue en la intersección entre la botánica y la medicina donde Whithering encontró el acceso a la inmortalidad. Entre los distintos tratamientos empleados en la época para la hidropesía (nombre entonces usual para el edema) se contaba el empleo de extractos de una planta, la dedalera (digitalis purpurea su nombre científico, foxglove en inglés), así llamada porque su flor era similar a un dedal. Después de más de 10 años dedicados a estudiar el efecto de la planta en diferentes tipos de edema (156 de su práctica privada y 7 del hospital), Whithering publicó en 1785 An account of the foxglove and some of its medical uses; with practical remarks on the dropsy, and some other diseases. Allí sostenía que el efecto de la digital difería según el tipo de edema: útil en la insuficiencia cardíaca, pero no en la hidrocefalia o el quiste ovárico. Y, si bien afirmaba que “esta droga tiene un poder sobre el corazón que no ha sido observado con ninguna otra medicina”, y recomendaba el uso del polvo sobre el de la infusión, invitaba a ser cuidadoso en su uso, habida cuenta de los efectos adversos.

Whithering era uno de los miembros conspicuos de la Sociedad Lunar de Birmingham, una sociedad científica así llamada porque sus reuniones eran nocturnas, y se celebraban en las noches de luna llena, para facilitar el retorno al hogar cuando el alumbrado público era aún una quimera. Otro de los participantes destacados de la Sociedad era Erasmus Darwin, una mente brillante, médico, científico, poeta, filósofo, inventor desde arañas de juguete hasta molinos de viento, autor de textos sobre las disciplinas más dispares… y abuelo de Charles. Darwin y Withering eran muy amigos, hasta que en 1785 Erasmus presentó en el Colegio de Médicos de Londres su escrito An Account of the Successful Use of Foxglove in Some Dropsies and in Pulmonary Consumption. Nótese que fue el mismo año en que Withering publicaba sus estudios sobre la digital, y repárese en la similitud de los títulos. Por eso, aunque Darwin adujo que mientras su obra estaba en prensa se conocía la de Withering por mera coincidencia, este último sintió que había sido plagiado, y la amistad se rompió.

No fue su única pelea con un miembro de la Sociedad. Jonathan Stokes, médico y botánico como Withering, fue quien escribió el prólogo al libro de este último sobre la digital, y colaboró también con él en la redacción del tratado de Botánica. Cuando se planteó la segunda edición de este último libro, Stokes reclamó la autoría, que Withering le negó. No solo discutían gloria, sino también los ingresos que el libro generaba. La disputa fue creciendo en intensidad; Withering exigió por escrito a Stokes que le devolviera unos 150 libros, plantas y material empleados para escribir el tratado, y Stokes así lo hizo… pero tarde, y varios de los libros llegaron intencionalmente dañados y rotos a las manos de sus hasta entonces amigo. El conflicto legal siguió incluso tras su muerte, sostenido por su hijo.

Withering siguió consagrado a su labor de investigador en distintas áreas, sobre todo la botánica, hasta el final de su vida. Su salud se fue deteriorando progresivamente, debido a una tuberculosis pulmonar que se auto diagnosticó, y que lo llevó a buscar refugio en el clima cálido de Portugal. Volvió finalmente a Shropshire, donde había nacido, y murió antes de llegar a anciano, en 1799. El retrato que cierra esta nota, obra del pintor sueco von Breda, es el más difundido; notemos qué es lo que sostiene en su mano izquierda. Siendo las plantas su mayor objeto de interés, y debiendo su fama a una en particular, y por la cual seguimos citándolo cada vez que hablamos de insuficiencia cardíaca o fibrilación auricular, no deja de ser una curiosidad que su apellido en inglés signifique fulminante o mordaz… pero también marchito.

El médico que amaba las plantas: William Withering

Dr. Jorge Thierer

Fuentes consultadas

www.historiadelamedicina.org/withering.html

JC Linares Casas. La digital, su historia y su rol actual. Rev Med Rosario 2015; 81: 32-39

M.R. Lee. William Withering (1741–1799): A Birmingham lunatic. Proc R Coll Physicians Edinb 2001; 31:77-83

 

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