Amanda M Perak et al – J Am Heart Assoc.2020;9:e015123 – DOI: 10.1161/JAHA.120.016052 – DOI: 10.1161/JAHA.119.015123
En el año 2018, la Asociación Americana del Corazón y el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos describieron en forma conjunta al embarazo como una ¨prueba de esfuerzo¨ fisiológica que revela un riesgo subyacente de Enfermedad Cardiovascular (ECV), reconociendo también a la gestación como un periodo crítico para la programación del desarrollo del riesgo cardiovascular en la descendencia.
Destacaron también la utilidad de 7 indicadores simples para monitorear la Salud Cardiovascular (SCV) de las mujeres a lo largo de su vida. Estos parámetros incluyen: dieta (alto contenido en frutas/verduras/fibras y granos, cantidad adecuada de sodio y baja en azucares); actividad física, ausencia de Tabaquismo y niveles adecuados de Presión Arterial, glucemia en ayunas, Colesterol total e Índice de masa corporal (IMC). Estos indicadores en sus valores “ideales¨ predicen la ausencia de ECV así como resultados positivos a lo largo de la vida de las mujeres no embarazadas.
Tomando estos marcadores y clasificándolos en ideales, moderados y pobres , se analizaron los datos de las encuestas de salud y nutrición entre los años 1999 y 2012 de 1117 mujeres embarazadas y 8200 mujeres no embarazadas de 20 a 44 años.
Luego se comparó la información obtenida entre ambos grupos mediante regresión lineal y logística ajustada por demografía.
Como resultados se observó que la SCV estuvo lejos de ser óptima entre las mujeres embarazadas. Solo el 4.6% de estas mujeres evidencio puntajes clasificados como ïdeales¨, 60.8% puntajes de SCV moderados y 34% niveles pobres de indicadores óptimos.
Los niveles de SCV fueron peores en las mujeres embarazadas que en las no embarazadas.
Los autores concluyen que entre las mujeres embarazadas de 20 a 44 años en los Estados Unidos menos de 1 cada 10 tenían un nivel de SCV optimo, ideal o alto.
La editorial del número que publico dicho artículo expone que tanto los cardiólogos como los obstetras continuamos con temor en tratar los factores de riesgo y la ECV en las mujeres embarazadas, en parte debido a la escasez de datos y estudios disponibles (el embarazo es uno de los principales criterios de exclusión de todos los estudios clínicos) y la ausencia de consensos claros y prácticos en este tema.
A esto se suma en la actualidad que cada vez más mujeres quedan embarazadas a edades mayores y estos últimos años del ciclo reproductivo se asocian a una prevalencia creciente de Factores de Riesgo Cardiovascular.
El artículo de la Dra. Perak y colaboradores caracteriza la salud cardiovascular de este grupo de mujeres, a pesar de sus limitaciones, generando un llamado a la acción para diseñar nuevos estudios, definir con mayor detalle a las gestantes y así poder clasificarlas, seguirlas y tratarlas según su riesgo. Esto solo puede llevarse a cabo mediante la coordinación de equipos multidisciplinarios, único enfoque que puede proporcionar el nivel de conocimiento y evidencia necesario para el seguimiento del riesgo cardiovascular en mujeres embarazadas.