La cardiogeriatria y su importancia en la práctica médica actual.

La transición demográfica ya es una realidad en nuestro país y no una proyección para el futuro.

En este fenómeno de transición demográfica la población que más ha crecido en nuestro país es el conjunto de los adultos mayores. Se consideran personas mayores a quienes tienen 60 años o más, considerando por un lado el informe de Naciones Unidas que en 1999  toma como umbral inferior los 60 años, y por el otro la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, artículo 2, que define a la “Persona mayor” como “aquella de 60 años o más, salvo que la ley interna determine una edad base menor o mayor, siempre que esta no sea superior a los 65 años”.

El envejecimiento poblacional de la Argentina se expresa en las estadísticas. Nuestro país tiene 46.044.703 millones de habitantes según el censo 2022. Según datos del INDEC en el año 2010 el total de personas mayores de 60 años en nuestro país era de 5.771.696 el 14.2% de la población total con una proyección para el año 2040 de casi 11 millones de personas el 20.6% de la población total.

Dentro de los adultos mayores el segmento de la población que está experimentando un crecimiento más rápido es el de edades más avanzadas, siendo una de las consecuencias demográficas del envejecimiento poblacional el aumento proporcional de los mayores de 80 años. Datos del INDEC nos muestran que en 2010 los mayores de 80 años representaban el 17% de la población mayor de 60 años, siendo para el año 2040 el 22% de la población.

Esta realidad se corresponde con el aumento de la esperanza de vida al nacer.  En Argentina la proyección de la esperanza de vida al nacer para el año 2020 según el Censo 2010 (INDEC) fue de 78,1 años en promedio:74,9 para los varones y 81,4 para las mujeres.

Se estima que para el año 2040 la esperanza de vida al nacer será de 78,4 años para los varones y 84,7 para las mujeres lo cual muestra, además, una tendencia a la reducción en cuanto al diferencial entre varones y mujeres. La esperanza de vida a partir de los 60 años en el período 2008-2010 fue de 18,5 para los varones y 23,05 para las mujeres, en tanto que, a partir de los 75 años, los valores corresponden a 9,17 para varones y 11,71 para mujeres. En ambos indicadores se observa la feminización del envejecimiento y la esperanza de vida superior en las mujeres.

En esta población de edad avanzada la enfermedad cardiovascular sigue siendo la principal causa de mortalidad, reportando más del 45% de todos los fallecimientos en personas mayores de 65 años.

Es difícil extrapolar la evidencia científica proveniente de estudios realizados en grupos poblacionales más jóvenes a la población de adultos mayores, ya que esta no suele estar representada en los ensayos clínicos.

Otra limitante para la toma de decisiones se relaciona con que la mayoría de los índices pronósticos en enfermedades cardiovasculares no incluyen factores tan importantes como la fragilidad, polifarmacia, multimorbilidad, el deterioro cognitivo, la ausencia de soporte social y el estado de riesgo nutricional. Todos estos son factores que aumentan con el envejecimiento y de reconocido valor pronóstico.

Es fundamental un enfoque individualizado de los pacientes mayores con enfermedades cardiovasculares. Diversas son las problemáticas que precisan un enfoque cardiogeriátrico, desde la insuficiencia cardiaca hasta la fibrilación auricular, pasando por la hipertensión, cardiopatía isquémica, las valvulopatías o las indicaciones y el manejo de los dispositivos implantables (marcapasos y/o desfibriladores).

Por la enorme evidencia que mostramos, necesitamos aplicar la combinación de conocimientos provenientes de la cardiología y de la geriatría y es básico que los cardiólogos incluyan de forma obligatoria en su formación profesional conocimientos adecuados a la patología relacionada con la edad. Asi como la cardiología pediátrica es parte de nuestra formación, la cardiología del adulto mayor también debería serlo.

A nivel mundial podemos ubicar el nacimiento de la cardiogeriatria en Norteamérica con el editorial del Dr. William W Parmley en el JACC de 1997 titulado ¿Practicamos la cardiología geriátrica? Pese a la existencia previa de una Sociedad de Cardiología Geriátrica la misma no tenía relevancia en Norteamérica y de hecho en 2011 se disuelve y pasa a formar parte del ACC como una sección de la misma.

En España la Cardiología Geriátrica se fundó como Grupo de Trabajo en 1987 y pasó a ser una Sección de la Sociedad Española de Cardiología en 1997.

En nuestro continente la historia la podemos remontar en Brasil a 1982 cuando se forma la Unidad Clínica de Cardiogeriatria en el Instituto del Corazón, pasando en 2005 a ser un departamento dentro de la Sociedad Brasilera de Cardiología

En nuestro país, el grupo dirigido por el Dr. Jorge Tronge presenta en el año 2001 en la Revista de la SAC, un primer trabajo científico sobre de la influencia de la comorbilidad en los síndromes coronarios agudos en gerontes, término actualmente modificado por el de adulto mayor.  Seguido en el 2001 por el libro de Emergencias Cardiovasculares en el Geronte del cual participaron cerca de 50 prestigiosos coautores y el primer Consenso SAC de Enfermedades Cardiovasculares en el Geronte en 2003.

Hoy nos encontramos ante un nuevo desafío en la historia de la cardiogeriatria de nuestro país con la creación del Consejo de Cardiogeriatria de la SAC. Hemos comenzando así con las bases que seguramente sean las primeras de este grupo societario de trabajo al cual invitamos a participar y a seguir potenciando, con la convicción de ir por el camino correcto.

Dr. Pablo O. Schygiel

Dr. Pablo O. Schygiel

Médico cardiólogo Miembro asesor. Consejo de cardiogeriatria SAC
Dr. Pablo O. Schygiel

Dr. Pablo O. Schygiel

Médico cardiólogo Miembro asesor. Consejo de cardiogeriatria SAC

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