Bicarbonato de sodio y N-acetilcisteína: no demuestran beneficio para prevenir complicaciones tras una angiografía. Estudio PRESERVE

La administración de material de contraste intravenoso durante la realización de una angiografía puede provocar injuria renal aguda y, consecuentemente, una progresión acelerada de la insuficiencia renal crónica, así como necesidad de diálisis e incluso la muerte. Todo esto acarrea costos hospitalarios elevados. Desde hace algunos años se viene estudiando la utilidad del bicarbonato de sodio y la N-acetilcisteína en la prevención de la injuria renal por contraste. A pesar de que la evidencia es confusa y escasa, el bicarbonato y la N-acetilcisteína constituyen terapias de amplio uso actual para la prevención de nefropatía por contraste.

El estudio PRESERVE (Prevention of Serious Adverse Events Following Angiography) fue presentado en las sesiones científicas del Congreso AHA 2017. Fue un estudio sostenido por la industria farmacéutica que evaluó la efectividad del bicarbonato sódico intravenoso y la N-acetilcisteína oral en la prevención de los efectos adversos graves luego de la realización de una angiografía coronaria y no coronaria.

El estudio incluyó 5.177 pacientes sometidos a angiografía con alto riesgo de complicaciones renales en 53 centros de Estados Unidos, Australia, Malasia y Nueva Zelanda. Para ser incluidos los pacientes debían ser diabéticos con una tasa de filtrado glomerular estimada de 45-59.9 ml/minuto/1.73m2 de superficie corporal o si no eran diabéticos con una tasa entre 15-44.9 ml/minuto/1.73m2 de superficie corporal. Se realizó un diseño factorial 2×2 y se los asignó a recibir bicarbonato sódico intravenoso 1.26% vs solución fisiológica y a 5 días de N-acetilcisteína oral vs. placebo en la otra rama.
Se definió un punto final primario combinado de muerte, requerimiento de diálisis o incremento persistente de al menos un 50% del nivel de creatinina basal a 90 días. Como punto final secundario se definió la nefropatía inducida por contraste.

El estudio fue detenido precozmente por falta de efectividad luego de un análisis interino. No se observaron diferencias significativas en la incidencia del punto final primario entre los grupos de tratamiento y la rama placebo. El punto final primario ocurrió en el 4.4% de los pacientes del grupo bicarbonato vs. el 4.7% de la rama solución fisiológica (OR 0,93; IC95% 0,72-1,22; p = 0,62) y en el 4,6% del grupo de N-acetilcisteína vs. un 4,5% de la rama placebo (OR 1,02; IC95%, 0,78 -1,33; p = 0,88). Tampoco se observaron diferencias significativas en la tasa de nefropatía inducida por contraste entre ambos grupos.

Los autores concluyeron que en pacientes con alto riesgo de injuria renal por contraste no se observó beneficio ni con bicarbonato de sodio intravenoso, ni con N-acetilcisteína oral para la prevención de muerte, requerimiento de diálisis o incremento persistente de al menos un 50% del nivel de creatinina basal a 90 días.

Aunque nos desilusionen los resultados del estudio, es importante contar con evidencia de estudios de calidad (aún cuando demuestren falta de efecto de una terapia instalada). La cantidad y calidad de los pacientes incluidos, así como los puntos finales duros que se utilizaron hacen del PRESERVE un estudio respetable. Debemos tener en cuenta que la cantidad media de contraste recibida fue de 85 ml, ya que en su mayoría se trató de angiografías diagnósticas. Por lo tanto, solo nos queda confiar en la solución fisiológica para prevenir las complicaciones renales asociadas al contraste angiográfico.

Por el Dr. Sebastián P. Peralta, para SAC Joven

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