Muerte súbita en el deporte: poco frecuente en la mediana edad

Por Alejandra Folgarait

[column col=”1/4″]Muerte súbita en el deporte: poco frecuente en la mediana edad[/column]

Las muertes súbitas en quienes practican deportes suelen tener una enorme repercusión, ya que generalmente se producen en público y afectan a personas percibidas como sanas. Sin embargo, un nuevo estudio realizado en personas de mediana edad revela que el porcentaje de los que sufren un paro cardíaco inesperadamente mientras practican un deporte es muy bajo respecto de los que mueren súbitamente en otras circunstancias. Los beneficios del deporte para prevenir eventos cardiovasculares y la muerte son mucho mayores que los riesgos involucrados, concluyeron los investigadores del estudio que acaba de publicar Circulation.

El estudio se realizó sobre casi 680.000 personas de la región metropolitana de Portland, que forman parte del Oregon Sudden Unexpected Death Study (SUDS). Entre 2002 y 2013, se registraron 1.247 paros cardíacos en personas de ambos sexos y de 35 a 65 años. De ellos, sólo el 5% (63 casos) se produjo en quienes estaban practicando algún deporte o lo habían hecho una hora antes. En la enorme mayoría de las muertes súbitas ocurridas fuera del hospital, las personas no estaban haciendo ejercicio físico al momento de perder el pulso.

Según Sumeet Chugh, del Centro Cedars-Sinai de Los Ángeles, y sus colegas del estudio Oregon, dos tercios de las personas que sufrieron un paro cardíaco súbito habían tenido síntomas (dolor de pecho, falta de aire) en la semana previa o tenían una enfermedad cardíaca. El 42% de los paros cardíacos se produjo en parques o circuitos de jogging al aire libre.

“Estos datos son muy importantes, porque sugieren que la muerte súbita se puede prevenir haciendo una consulta al cardiólogo cuando se tiene algún síntoma, antes de volver a hacer un deporte”, apunta Roberto Peidró, director del Comité de Cardiología del Deporte de la SAC.

La edad promedio de quienes padecieron un paro cardíaco haciendo actividad física fue de 51 años en ambos sexos. Muchos más hombres que mujeres padecieron paros cardíacos súbitos mientras hacían un deporte, aunque no se pudo establecer si esto es una diferencia vinculada al sexo o a que los hombres practican más actividad física en general.

“Antes de la menopausia, las mujeres tienen una protección cardíaca por la acción de las hormonas sexuales. De todos modos, las mujeres hoy padecen más muerte súbita que antes, por los cambios de hábitos, el tabaquismo, el estrés laboral y la alimentación con comidas rápidas y grasas”, apunta Fernando Scazzuso, jefe de Electrofisiología y Arritmias del ICBA.

Los deportes que más generaron paradas cardíacas en Oregon fueron el jogging o trote (27%), básquet (17%), ciclismo (14%), actividades en el gimnasio (11%) y golf (8%). “Estas cifras dependen mucho de los deportes que se practican más en cada país –advierte Peidró-; mientras en el estudio Oregon sólo hubo un 3% de muerte súbita en el fútbol, creo que esa cifra en la Argentina sería mucho más alta, y más baja la del básquet”.

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Sobrevivir es posible

Según el estudio Oregon, las variables que se asocian con mayor supervivencia en la muerte súbita son que ésta ocurra en un lugar público (fuera de la casa), la intervención de un desfibrilador y de un testigo, que pueda actuar ante la situación.

“Si se examina más de cerca a quienes tienen un paro cardíaco vinculada al deporte, se observa que ellos tienen más probabilidades de sobrevivir que quienes padecen una muerte súbita no asociada al ejercicio”, deslizó Chugh. En el estudio que encabezó el investigador, un 23% de los deportistas sobrevivió a la súbita detención de su corazón, mientras que sólo un 13% de los que sufrieron un paro cardíaco sin relación con el deporte pudieron vivir para contarlo al salir del hospital. Quizás esta diferencia puede atribuirse a que quienes practican deportes están más frecuentemente rodeados por gente que sabe hacer las maniobras de resucitación cardiopulmonar (RCP).

Sólo un tercio de los que sufrieron paros cardíacos haciendo actividad física recibieron maniobras de RCP por parte de los testigos. En este sentido, es fundamental la educación de la población en RCP y, también, la presencia de equipos desfibriladores en todos los lugares donde la gente se ejercita. Si una persona recibe un choque eléctrico por medio de un desfibrilador en el momento que tiene un paro cardíaco, tiene un 75% de posibilidades de sobrevivir. Por cada minuto que pasa, las chances disminuyen dramáticamente. “Sólo hay cuatro minutos para actuar; después el daño cerebral es irreversible”, enfatiza Scazzuso.

Al contar con historias clínicas y autopsias de los pacientes con paro cardíaco, los investigadores del estudio Oregon pudieron establecer que la causa más frecuente de la muerte súbita, tanto en deportistas como no deportistas, fue la presencia de enfermedad coronaria, que generó una obstrucción en las arterias cardíacas y una isquemia que produjo una desorganización grave del ritmo (fibrilación ventricular).

Apenas el 16% de los pacientes que tuvieron muerte súbita mientras hacían deporte sabían de su enfermedad, mientras que el 30% de los que no la padecieron en otras circunstancias eran conscientes de que tenían problemas cardíacos.

“Es fundamental que la gente que va a hacer deporte haga previamente una consulta con un cardiólogo, que lo revise y le haga un electrocardiograma”, aconseja Peidró. En las personas mayores de 40 años con más de dos factores de riesgo (colesterol alto, hipertensión, sobrepeso, tabaquismo, diabetes), el cardiólogo sugiere agregar una prueba de esfuerzo (ergometría). “En los jóvenes que se dedican a un deporte competitivo, también recomiendo un ecocardiograma a los 16 años”, agrega Peidró, quien aclara que los casos particulares pueden requerir otros estudios.

Por su parte, Scazzuso recomienda que toda persona que vaya a iniciar una actividad física consulte al cardiólogo y realice estudios. A partir de los 40 años, el electrofisiólogo del ICBA recomienda un electrocardiograma, una ergometría, un ecocardiograma y un análisis de sangre para detectar colesterol alto y diabetes. En cuanto a quienes ya tienen una enfermedad cardiovascular, Scazzuso aconseja realizar rehabilitación en un gimnasio donde haya desfibrilador y médico o enfermero. “Las personas con enfermedad coronaria no deberían ir a correr a Palermo”, enfatiza el cardiólogo.

Peidró agrega que quienes han tenido gripe o fiebre no deben hacer deportes. “Haber tenido síntomas de gripe una semana antes de practicar un deporte aumenta 10 veces el riesgo de muerte súbita. Y fumar una hora antes de hacer ejercicios incrementa 7 veces el riesgo”.[/column]

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Qué es la muerte súbita

La muerte súbita es un deceso inesperado, no violento ni traumático, que no tiene síntomas previos. En el 80 al 90% de los casos, se produce por una causa cardiovascular y, especialmente, por un paro cardíaco.

A diferencia de lo que se piensa, un paro cardíaco no es sinónimo de un infarto.

Mientras un infarto agudo de miocardio es consecuencia de una obstrucción de una arteria coronaria que impide la llegada de oxígeno al corazón (isquemia), un paro cardíaco es producto de una desincronización eléctrica del ritmo del corazón. Si bien esta falla eléctrica puede originarse en una obstrucción coronaria, se caracteriza por la pérdida súbita del pulso debido a una falla eléctrica, que desemboca en la muerte súbita si no se interviene en cuestión de minutos.

En Estados Unidos, unas 350.000 personas mueren súbitamente al año. En la Argentina, si bien no hay estadísticas precisas, se estima que fallecen más de 35.000 personas anualmente por esta causa.

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Paradoja

Una debilidad del estudio Oregon es que no se sabe si los que sufrieron una muerte súbita haciendo deporte se entrenaban más o menos que el resto, ni la intensidad y la duración del ejercicio que realizaban al momento de sufrir un paro cardíaco. “Tampoco sabemos si las personas que tuvieron un paro cardíaco fuera del deporte hacían ejercicio físico”, apunta Scazzuso.

Si bien se sabe que existe una “paradoja del deporte”, por la cual la actividad vigorosa puede incrementar transitoriamente el riesgo de infarto agudo de miocardio y de muerte súbita, especialmente en los no habituados a ejercitarse, “los beneficios a largo plazo de la actividad física sobrepasan los riesgos a corto plazo”, concluyeron los investigadores.

“Lo que muestra este estudio es que la mayoría de los atletas de mediana edad no tienen que preocuparse por sufrir un paro cardíaco mientras se ejercitan”, dice Chugh. “A medida que la población envejece, es importante saber que la gente mayor puede ejercitarse sin desencadenar una alteración en el ritmo cardíaco”.

Desde que el mensajero griego Filípides, en el año 490 a.C., corriera desde la ciudad de Maratón hasta Atenas para avisar del triunfo griego sobre los persas, y sucumbiera en el acto de dar su mensaje, el temor a la morir súbitamente debido a la actividad física extenuante se esparció por Occidente. Pero los expertos cada vez tienen más claro que lo que mata no es el deporte, sino las enfermedades del corazón que padecen inadvertidamente quienes lo practican.

Edad y muerte súbita

Las causas de la muerte súbita y las cifras varían con la edad. Según estudios internacionales, en menores de 35 años se producen una o dos muertes súbitas por cada 100.000 personas que están haciendo actividad física, mayormente a causa de enfermedades del corazón congénitas. En mayores de 40 años, en cambio, se produce una muerte súbita cada 18.000 personas que están haciendo un deporte, especialmente a causa de isquemia coronaria y arritmias graves.

Según el nuevo estudio norteamericano, realizado en Oregon, la incidencia anual de muerte súbita en personas de mediana edad que hacen deportes es de 21,7 casos por cada millón de habitantes. Sin embargo, la incidencia de muerte súbita no asociada a deportes en personas de 50 años (promedio) es mucho mayor: 555 casos por cada millón de habitantes.

Un estudio francés previo había estimado en población general (de todas las edades) 5 casos de muerte súbita asociada a deportes por cada millón de habitantes. El 6% de los casos se registró en atletas competitivos menores de 35 años.

Muerte súbita en el deporte: poco frecuente en la mediana edad

El número de muertes súbitas asociadas al deporte (SDS) aumenta a partir de los 35 años de edad, según un estudio francés. En azul, las muertes súbitas en la población general. En rojo, en atletas competitivos jóvenes. Fuente: E. Marijon et al. Circulation. 2011; 124: 672-681.


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