Los edulcorantes pueden generar intolerancia a la glucosa

Por Alejandra Folgarait

[column col=”1/4″]Los edulcorantes pueden generar intolerancia a la glucosa[/column]

El azúcar se ha convertido en una suerte de enemigo público por su vínculo con las caries, la diabetes y la obesidad. Sin embargo, las sustancias que se recomiendan para sustituirlo no serían una alternativa mucho mejor, según un estudio que acaba de publicar la revista Nature.

Los edulcorantes artificiales pueden generar intolerancia a la glucosa y podrían contribuir tanto a la diabetes como a la obesidad, de acuerdo con la investigación israelí llevada a cabo con ratas y ratificada en un ensayo con un pequeño grupo de seres humanos. Estos hallazgos suscitaron una polémica entre especialistas en nutrición, endocrinología y salud pública. Además, pusieron sobre el tapete el mercado de edulcorantes artificiales para la industria de la alimentación, que ronda unos 1.500 millones de dólares anuales.

Científicos del Instituto Weismann y de la Universidad de Tel Aviv suministraron agua con edulcorantes (sacarina, aspartamo o sucralosa) a un grupo de ratas de laboratorio, mientras les daban a otro grupo agua azucarada. Tras 11 semanas, las ratas que habían ingerido edulcorantes presentaban picos inusuales de glucemia cuando recibían una comida. Sin embargo, si se les administraba cuatro semanas de antibióticos, la intolerancia a la glucosa desaparecía.

¿Qué podría estar ocurriendo? Se sabe que los edulcorantes llegan al intestino sin ser digeridos y allí entran en contacto con el microbioma (el conjunto de bacterias que habita en el intestino). Los investigadores israelíes pensaron, entonces, que los edulcorantes sintéticos podrían haber alterado el microbioma de las ratas intolerantes a la glucosa, generando cambios en el metabolismo. Para probarlo, el inmunólogo Eran Elinav y sus colegas hicieron trasplantes fecales de las ratas intolerantes a la glucosa a animales que no tenían microbios en sus intestinos. A la semana, éstos desarrollaron intolerancia a la glucosa.

Para evaluar la hipótesis en los seres humanos, los investigadores hicieron dos tipos de estudios. Por un lado, evaluaron el consumo de edulcorantes y la glucemia en cuestionarios respondidos por cerca de 400 individuos no diabéticos, participantes del Personal Nutrition Projec t. Nuevamente, encontraron una asociación entre el alto consumo de sacarina y los desórdenes metabólicos. Por otro lado, sometieron a siete seres humanos a una dieta con el máximo permitido diario de edulcorantes (5mg/kg) durante seis días. Cuatro de los sujetos desarrollaron intolerancia a la glucosa y alteraciones en su microbioma. Según los científicos, esta diferencia en la respuesta humana a los edulcorantes muestra que el microbioma es altamente individual y que es importante personalizar la nutrición.

¿Cómo operan los edulcorantes para generar un estado pre-diabético? Elinav sugiere que ciertas bacterias en los intestinos reaccionan a los edulcorantes artificiales segregando sustancias que provocan una respuesta inflamatoria semejante al de una sobredosis de azúcar, alterando el metabolismo.

“Nuestros resultados vinculan el consumo de edulcorantes, la disibiosis y las anormalidades metabólicas, por lo que constituyen una llamada para revaluar el uso masivo y no supervisado de estas sustancias”, advirtieron Elinav y sus colegas.
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Controversias

¿Podrían los edulcorantes estar contribuyendo a la epidemia actual de diabetes y obesidad, en lugar de ayudar a combatirla? Un estudio epidemiológico europeo mostró el año pasado una asociación entre bebidas azucaradas (jugos, gaseosas) y la diabetes tipo 2. Otros estudios observacionales ligaron el alto consumo de bebidas dietéticas a la obesidad. Sin embargo, aún queda mucho camino para establecer una relación causal.

“El uso del modelo de transplante fecal provee evidencia convincente de que los cambios metabólicos están directamente vinculados con los cambios en el microbioma intestinal”, evaluó Christine Williams, profesora de Nutrición Humana de la Universidad de Reading, en Gran Bretaña. “Sin embargo –advirtió la especialista-, los estudios humanos son mucho más débiles. La observación de que el consumo de edulcorantes es mayor en individuos con mayor peso y en quienes presentan alteraciones metabólicas es esperable y no establece una relación causal. Además, la variabilidad en la respuesta individual sugiere que hay otros factores en juego, más allá de los edulcorantes”.

Varios especialistas subrayaron que el nivel de edulcorantes que se utilizó en el estudio fue muy alto –equivalente a ocho sobrecitos de edulcorantes o 40 latas de gaseosa diet diarias- y no refleja el consumo humano habitual.

Por su parte, John Menzies, investigador del Centro de Fisiología Integrativa de la Universidad de Edimburgo, apuntó que “el estudio animal provee la base para una explicación mecanicista de cómo los edulcorantes artificiales pueden estar involucrados en la enfermedad metabólica, pero aún no sabemos si un consumo de edulcorantes a largo plazo en humanos tiene el mismo efecto, o si la cantidad de edulcorantes típicamente consumido en la dieta huama es suficiente para poner en riesgo a los individuos”.

“Si bien es un avance importante para entender las rutas subyacentes que pueden relacionar a los edulcorantes con las alteraciones metabólicas en ratas, los hallazgos en humanos no son concluyentes”, coincidió Nita Forouhi, epidemióloga de la Universidad de Cambridge. “Es cierto que la investigación alerta que los edulcorantes no son una bala mágica para luchar contra las epidemias de obesidad y diabetes, pero aún no provee suficiente evidencia para alterar la práctica clínica y las recomendaciones de salud pública”.

Por ahora, la mayoría de los especialistas coincide en ser cautos. “La evidencia sobre la contribución del exceso de azúcar a la obesidad y sus enfermedades asociadas –diabetes, cáncer e hipertensión- es muy fuerte. Por lo tanto, sería prematuro desaconsejar el uso de edulcorantes artificiales a favor del azúcar”, concluyó Menzies.[/column]

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Qué es el microbioma

Los edulcorantes pueden generar intolerancia a la glucosa

Los microorganismos que colonizan la piel, el intestino, el tracto respiratorio y urogenital superan el número de genes humanos por un factor de 100 y el número de células humanas por 10.

A diferencia de lo que se creía, el billón de bacterias intestinales (el microbioma o la flora intestinal) no es un integrante pasivo del organismo humano sino que tiene una influencia decisiva en las respuestas inmunes, metabólicas y nerviosas.

Recientes estudios revelan que el microbioma tiene un rol en las enfermedades autoinmunes, la obesidad, el cáncer y en los procesos inflamatorios crónicos. Algunos especialistas consideran al microbioma un órgano humano, que puede ser modificado con la dieta.

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Edulcorantes y riesgo cardiometabólico

En 2012, la American Heart Association y la American Diabetes Association hicieron una revisión de los estudios sobre edulcorantes y emitieron una declaración conjunta en la que recomendaron el uso de edulcorantes para reducir las calorías de los alimentos y disminuir el peso, pero reconocieron que no existen evidencias de que la restricción calórica lograda con los edulcorantes no genere un mecanismo de compensación de la ingesta.

“En este momento, hay insuficientes datos para determinar si el uso de edulcorantes no nutritivos para desplazar el azúcar en bebidas y comidas reduce la ingesta de carbohidratos o beneficia el apetito, el balance energético, el peso corporal o los factores de riesgo cardiometabólico”.

  

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