Estrés: el riesgo cardiovascular es mayor durante el primer año

Pocas poblaciones en el mundo tienen un vínculo tan íntimo con el estrés como la argentina, amenazada periódicamente por crisis económicas. El estrés crónico suele asociarse con síntomas psicológicos, como la ansiedad y la depresión, y también con síntomas somáticos. Pero no sólo el estrés prolongado aumenta el riesgo de enfermar. También un desajuste agudo en la respuesta de estrés incrementa las enfermedades cardiovasculares, especialmente durante el primer año después de quedar expuesto a un evento traumático. Según un reciente estudio sueco, quienes fueron diagnosticados formalmente con estrés tienen 70% más riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular al año que quienes no atravesaron un conflicto violento, un desastre natural, la pérdida de un ser querido o un diagnóstico grave de salud.

Se estima que el 50% de los adultos experimentará a lo largo de su vida un evento traumático, en el que verá amenazada su existencia, será testigos de violencia sexual o padecerá un accidente severo. La prevalencia de PSTD (siglas en inglés del síndrome de estrés postraumático) alcanza al 1,1% de la población en Europa y hasta al 6,8% de la población de Estados Unidos. A diferencia del PSTD, cuyos síntomas deben persistir hasta 6 meses después del evento traumático para ser diagnosticado como tal, el síndrome de desajuste de estrés se manifiesta en forma aguda y desaparece generalmente al sexto mes. Pero cualquiera sea el tipo de estrés, agudo o crónico, lo cierto es que se asocia con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.

Desde la isquemia y la hipertensión hasta las arritmias, el ACV y la insuficiencia cardíaca, todas las enfermedades cardiovasculares aumentan significativamente durante elprimer año posterior al diagnóstico psiquiátrico de estrés, según una nueva investigación que incluyó a más de 136.000 pacientes con estrés y 171.000 hermanos no afectados (que sirvieron para controlar la variable heredofamiliar), y los comparó con una cohorte de casi 1,4 millón de suecos del mismo sexo y edad pero no expuestos al estrés.

Los epidemiólogos liderados por Unnur Valdimarsdóttir, profesor de la Universidad de Islandia e investigador del Instituto Karolinska, de Suecia, encontraron que, de cada mil personas diagnosticadas con un desorden de estrés, 10,5 desarrollaron algún tipo de enfermedad cardiovascular. En los hermanos, la incidencia de enfermedad cardiovascular resultó de 8,4 y en la población general, de 6,9 por mil.

El estudio, publicado recientemente en el British Medical Journal mostró que el riesgo de infarto de miocardio y muerte súbita es mayor en los primeros 6 meses tras el evento traumático, independientemente de los antecedentes familiares, el sexo y las comorbilidades psiquiátricas del paciente. Además, los investigadores encontraron que, cuando el evento estresante se produjo antes de los 50 años, se asoció más a eventos cardiovasculares que cuando el trauma ocurrió después de esa edad.

Quienes fueron diagnosticados con un síndrome de estrés tienen 7 veces más probabilidades de desarrollar una insuficiencia cardíaca al año que sus hermanos no afectados por estrés. Después del año, la probabilidad de un paciente diagnosticado con estrés de sufrir cualquier enfermedad cardiovascular es 29% mayor que la de los hermanos, descubrieron los autores del estudio.

Manejar el estrés

Hasta ahora, el estrés solía estudiarse en veteranos de guerra más que en la población general. “Este es un estudio muy interesante por la gran base de datos sueca que utilizó y la oportunidad de encontrar a los hermanos”, evalúa Julio Giorgini, cardiólogo de la SAC. “Los resultados indican que las personas dentro de una misma familia, que comparten genética, pueden responder en forma distinta a situaciones de estrés. Además, confirman que el estrés es un factor importante para desarrollar enfermedades cardiovasculares tanto en el hombre como en la mujer”, señala el director del Consejo de Aspectos Psicosociales en Cardiología, quien destaca que las personas con bajos ingresos, menos nivel educativo y mayor soledad suelen sufrir más estrés que el resto. El tabaquismo también es un factor que aumenta el riesgo de estresarse y padecer enfermedades cardiovasculares, aunque no fue analizado en el estudio sueco.

El estudio INTERHEART ya había mostrado hace varios años que un 20% de las patologías cardíacas se relacionaba con el estrés. Un análisis de este estudio realizado en 2017 reveló, además, que el estrés financiero aumenta 13 veces el riesgo de infarto de miocardio. Ahora se sabe que cualquier estrés severo puede asociarse a una enfermedad cardiovascular. Es importante notar, sin embargo, que los estudios observacionales no prueban que el estrés sea la causa de la enfermedad cardiovascular sino que se correlaciona con ella.

¿Cómo se explica el notorio vínculo entre el estrés y las enfermedades cardíacas? Los investigadores apuntan a distintas hipótesis: la inflamación del endotelio vascular y la aterosclerosis; la activación de la amígdala y otros centros cerebrales; la desregulación del eje hipotálamo-pituitaria-adrenal; la disfunción autonómica; son algunos de los mecanismos que podrían estar involucrados.

“Parece probable que la experiencia de un evento vital estresante y el desarrollo consecuente de un desorden psiquiátrico se combinen para aumentar la desregulación fisiológica y el riesgo de enfermedad cardiovascular”, escribe Simon Bacon, profesor de la Universidad Concordia, Canadá, en un editorial que acompaña el estudio publicado en BMJ. “Pero también podría tratarse de causalidad reversa, en que la enfermedad cardiovascular aumenta el riesgo de desarrollar un desorden psiquiátrico ligado al estrés”.

Giorgini subraya que el estrés ha sido la respuesta normal del Homo sapiens a una situación amenazante desde milenios atrás, pero hoy se ha convertido en una respuesta constante que afecta tempranamente a los pacientes. “Ante estresores permanentes, los mecanismos alostáticos se van agotando y se desarrolla la enfermedad cardiovascular. Pero, en verdad, el problema no es el estrés mismo sino la percepción del estrés que tienen los pacientes”, explica el cardiólogo.

“No se pueden cambiar todos los factores estresores”, reconoce Giorgini. “De hecho, hay situaciones económicas o laborales que no podemos manejar, pero sí podemos modificar el estilo de vida para disminuir el estrés, haciendo actividad física, adoptando una mejor alimentación, practicando meditación mindfulness. Es importante que las personas presten atención a las señales de estrés y pidan ayuda. También es fundamental que los cardiólogos escuchen a los pacientes cuando dicen que están estresados, o que detecten signos o síntomas relacionados con el estrés aunque el paciente no lo mencione, y se comprometan a ayudarlos”, concluye el cardiólogo de la SAC.

Por Alejandra Folgarait

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