Embarazo y cardiotoxicidad en mujeres tratadas por cáncer

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Por Alejandra Folgarait

Cada vez hay más mujeres que sobreviven al cáncer. Si en 2016 se calculaba que sobrepasaban los 8 millones en Estados Unidos, se estima que para 2026 las sobrevivientes serán más de 10,3 millones en ese país. Los avances en oncología femenina tienen, sin embargo, un lado menos auspicioso. Las mujeres que han recibido quimioterapia o radioterapia durante su infancia o juventud pueden desarrollar, en algunos casos, problemas cardíacos durante el embarazo. Si bien se pensaba hasta ahora que el riesgo era bajo (entre 0 y 5%), un nuevo estudio revela que 1 de cada 3 mujeres que tuvieron cardiotoxicidad durante el tratamiento oncológico pueden sufrir insuficiencia cardíaca durante la gestación de sus hijos.

En enero de 2019, el National Institute of Cancer de Estados Unidos estimó que el 67% de los sobrevivientes de cáncer (de ambos sexos) había sobrevivido 5 o más años después del diagnóstico y 45%, 10 o más años. Para la próxima década el número de pacientes que habrán sobrevivido 5 años o más aumentará alrededor de un 33%. Si bien la mayoría de los sobrevivientes tienen 65 años o más, cada vez habrá más mujeres en edad fértil con una historia de cáncer. De ahí la importancia de evaluar las consecuencias cardiológicas del tratamiento oncológico.

Precisamente, investigadores de Canadá evaluaron las historias de mujeres supervivientes de cáncer expuestas a tratamientos potencialmente cardiotóxicos (quimioterapia o radioterapia de tórax) que habían sido atendidas entre 2005 y 2015 por embarazos de alto riesgoen el hospital Mount Sinai, de Ontario.

Según el trabajo publicado en JACC, los investigadores identificaron a las mujeres que habían tenido síntomas de cardiotoxicidad (fracción de eyección del ventrículo izquierdo menor a 50, con o sin insuficiencia cardíaca congestiva) al terminar el tratamiento oncológico y a las que no habían tenido alteraciones cardíacas. En total, incluyeron 78 mujeres embarazadas, 55 de las cuales habían recibido antraciclinas, mientras que 23 habían recibido otro tipo de quimioterapia o radioterapia. De las 94 gestaciones (algunas eran de mellizos), 15 (16%) ocurrieron en 13 mujeres que habían padecido cardiotoxicidad previamente; 12 de éstas habían sido tratadas con antraciclinas, que se indican para cánceres de mama, leucemias y linfomas.

Los médicos canadienses diagnosticaron insuficiencia cardíaca congestiva en 4 mujeres (5 gestaciones) durante el embarazo o inmediatamente después del parto, lo que significó una incidencia del 31% en quienes habían sufrido cardiotoxicidad, pero del 0% en quienes no tenían ese antecedente. No se registró ninguna muerte materna o fetal en las mujeres del estudio, y no se encontraron diferencias en la edad de embarazo ni en la edad del diagnóstico de cáncer. Tampoco se identificaron arritmias ni otros problemas cardíacos en esta cohorte.

Las mujeres que se descompensaron durante el embarazo mostraron tres características: habían sufrido cardiotoxicidad por el tratamiento oncológico (100%), tomaban medicación cardíaca antes de embarazarse (50%)y/o presentaban disfunción ventricular izquierda en la última visita antenatal (75%).

“Para las mujeres que no tienen historia de cardiotoxicidad, el riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca durante el embarazo es muy bajo”, concluyó Paaladinesh Thavendiranathan, director del programa de Prevención de Cardiotoxicidad en el Hospital General de Toronto y autor principal del estudio. “Sin embargo, para las mujeres que padecieron cardiotoxicidad, hay una probabilidad de 1 en 3 de desarrollar insuficiencia cardíaca con el embarazo. Estas mujeres deberían recibir un seguimiento cardíaco estrecho durante la gestación”, recomendó el médico.

“El tema es de creciente interés”, subraya Karina Palacios, secretaria técnica del Consejo de Cardiotoxicidad de la SAC. “No estamos acostumbrados al seguimiento de estas pacientes, pero hay cada vez más mujeres que se embarazan después de un tratamiento oncológico en la infancia o adolescencia”.

En la Argentina, según el Instituto Nacional del Cáncer, se presentan 125.000 nuevos casos de cáncer por año en ambos sexos. La incidencia femenina es de 290 casos nuevos por año por cada 100.000 mujeres.

“Lo ideal sería hacer una consulta cardiológica antes de que se embarazaran para estratificar el riesgo cardiovascular y tener una valoración estructural y funcional del corazón. También es importante recoger el antecedente de haber recibido tratamiento oncológico previo cuando la embarazada es derivada para el control cardiológico habitual. A futuro –apunta Palacios-, sería interesante contar con un registro de mujeres en edad fértil tratadas por tumores en la Argentina”.

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Incidencia (nuevos casos) de cáncer en mujeres de 0 a 24 años.
Canadá: 1329
Argentina: 1368
Fuente: Cancer Today. 2018. OMS.

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