Día Mundial contra el Cáncer: la importancia de cuidar el corazón

Los avances científicos han transformado al cáncer en una enfermedad crónica en muchos casos. El 67% de los pacientes oncológicos está vivo cinco años después del diagnóstico y la cifra de “sobrevivientes” seguirá creciendo en el futuro. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo menos un tercio de los casos de cánceres pueden prevenirse  mediante el control de los factores de riesgo, cambios en el estilo de vida y hasta vacunas, como la del HPV. 

Sin embargo, existe un nuevo desafío médico: la toxicidad cardíaca de algunos fármacos quimioterápicos  -tradicionales o de vanguardia-, además de los potenciales efectos adversos de la radioterapia sobre el corazón. La necesidad de monitorear el sistema cardiovascular durante el tratamiento oncológico y, cuando es necesario, tratar las enfermedades cardiológicas que aparecen como secuela de la quimioterapia es un tema que generó una nueva subespecialidad: la Cardioncología. Hoy, los cardioncólogos se han tornado indispensables en los equipos de salud. 

Un análisis de la mortalidad de más de 3 millones de sobrevivientes de cáncer en Estados Unidos reveló recientemente que más de 1 de cada 10 pacientes oncológicos muere por causas cardiovasculares, y no por el cáncer. La mortalidad cardiovascular es especialmente alta en quienes han sido tratados por cáncer de mama, endometrio, próstata, tiroides o vejiga.  

Los expertos norteamericanos advierten que el riesgo de muerte cardiovascular es mayor en el primer año después del diagnóstico de cáncer y en quienes tienen menos de 35 años. Además de este riesgo agudo después de terminar el tratamiento, los sobrevivientes tienen un riesgo ulterior (incluso, muchos años después) de desarrollar disfunción del ventrículo izquierdo, insuficiencia cardíaca, cardiopatía isquémica, hipertensión arterial, arritmias, pericarditis, valvulopatías, enfermedad tromboembólica, hipertensión pulmonar o enfermedad vascular periférica.

“Encontramos que los sobrevivientes de cualquier cáncer diagnosticado antes de los 55 años tienen un riesgo de muerte cardiovascular 10 veces más grande que la población general”, advirtió Kathleen Sturgeon, co-autora del estudio publicado en el European Heart Journal y profesora asociada de Salud Pública en el Penn State College of Medicine. 

¿A qué se debe este riesgo? Hay factores genéticos, de sexo y de edad involucrados, pero en muchos casos la responsabilidad por los problemas cardiovasculares que pueden conducir a una muerte temprana es de la toxicidad de agentes quimioterápicos y radiantes. La Cardioncología, precisamente, se ocupa de este problema.

Monitoreo y prevención

“Los cardioncólogos intervenimos en dos momentos: durante el tratamiento oncológico, acompañando al oncólogo y asesorándolo sobre la posible cardiotoxicidad de una droga en cada uno de sus pacientes, y en el postratamiento, para controlar los factores de riesgo y corregir los daños por cardiotoxicidades”, afirma Daniel Santos, director del Consejo de Cardioncología de la SAC. “Es fundamental que los cardiólogos aprendamos a trabajar en equipo con los oncólogos, que tienen mucho para enseñarnos sobre la relación humana con el paciente”, agrega.

El Consejo de Cardioncología de la SAC, creado en 2018, presentó en el último Congreso Argentino de Cardiología un Consenso para evaluar el estado cardíaco de cada paciente antes del ciclo de tratamiento, para monitorear la función ventricular durante el tratamiento, y para tratar la cardiotoxicidad de agentes quimioterápicos (antraciclinas, alquilantes, anticuerpos monoclonales anti HER2, inhibidores de la tirosina quinasa, etc.).

Los expertos de la SAC sugieren la realización de estudios básicos (troponina, medición de fracción de eyección ventricular y electrocardiograma) antes de iniciar la quimioterapia o la radioterapia. Durante el tratamiento, aconsejan una consulta cardiológica cada tres meses.

En particular, los cardioncólogos de la SAC recomiendan que los pacientes en tratamiento con doxorrubicina sean monitoreados con fracción de eyección al completar una dosis acumulada de 240mg/m2, al finalizar el tratamiento, y a 1, 2, 5 y 10 años, o ante la aparición de síntomas. En cuanto a las pacientes que reciben trastuzumab, deben ser evaluadas con fracción de eyección basal y cada 3 meses hasta el tercer mes posterior a la última dosis, o ante la aparición de síntomas. 

 “En el Día Mundial contra el Cáncer, todos los médicos tenemos que acentuar el valor de la prevención”, subraya Santos. “El cáncer y las enfermedades cardíacas comparten varios factores de riesgo, por lo que este día es una buena oportunidad para promover un estilo de vida saludable”, agrega el cardiólogo.  “Sabemos que los pacientes oncológicos llegan al sistema de salud con al menos dos factores de riesgo, de modo que los cardiólogos podemos participar en la prevención si les indicamos no fumar, alimentarse bien, evitar el sedentarismo y bajar de peso, todas medidas que pueden ayudar a disminuir un 25% el riesgo de muerte”, concluye el cardioncólogo del Instituto Fleming.

Por Alejandra Folgarait

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