Avanza el control remoto de los desfibriladores

Por Alejandra Folgarait

[column col=”1/4″]Avanza el control remoto de los desfibriladores[/column]

[dropcap type=”circle” color=”#FFF” background=”#cf2121″]L[/dropcap]os cardiodesfibriladores implantables previenen la muerte súbita y aumentan la supervivencia de ciertos pacientes con insuficiencia cardíaca. Sin embargo, la eficacia de los desfibriladores depende de que el dispositivo funcione correctamente y de que las arritmias severas posteriores al implante sean detectadas a tiempo. En este sentido, la posibilidad de monitorear remotamente el pequeño aparato colocado bajo la piel representa una oportunidad para mejorar la sobrevida de los pacientes.

Según un estudio sobre más de 260.000 pacientes presentado por Suneet Mittal durante el último encuentro de la Heart Rythm Society, las personas con cardiodesfibriladores implantables (CDI), cardiodesfibriladores con resincronización (CRT-D) o marcapasos reducen su riesgo de morir si adhieren al control remoto de sus dispositivos.

Otro estudio, presentado en el mismo congreso de San Francisco, confirmó que los CDI controlados a distancia reducen el riesgo de muerte por todas las causas y, además, disminuyen las rehospitalizaciones de los pacientes. “Nuestros resultados muestran que a los pacientes con cardiodesfibriladores que usan monitoreo remoto inalámbrico les va mejor que a los otros”, señaló Joseph Akar, de la Facultad de Medicina de Yale. “Creemos que nuestro estudio provee evidencia para el uso amplio de esta tecnología”, agregó.

Si bien ninguno de estos trabajos fue publicado aún, y existen varios sistemas distintos en el mercado, cada vez más cardiólogos se muestran favorables a la adopción del control remoto de los cardiodesfibriladores, ya que reduce riesgos y disminuye los costos de atención hospitalaria.

ECG Principle fast
Algunas alteraciones del ritmo cardíaco pueden ser revertidas
mediante el implante de un cardiodesfibrilador.
Crédito: Kalumet/Commons Wikimedia.

A diferencia de los marcapasos, que se implantan para estimular eléctricamente el músculo cardíaco en personas con bajos o nulos latidos cardíacos, los cardiodesfibriladores implantables (CDI) se diseñaron para las personas que experimentan taquicardia o fibrilación ventricular.

Estos dispositivos disparan una fuerte descarga eléctrica –un choque- cuando detectan una aceleración patológica en el ritmo cardíaco. Cuando se produce una anomalía, el CDI registra en su memoria la frecuencia cardíaca, junto con la fecha y la hora del episodio. También puede anotar qué terapia eléctrica fue necesaria para restaurar el ritmo cardíaco normal. Esta valiosa información almacenada en el dispositivo puede llegar al médico de distintas formas.

Antes se citaba a los pacientes cada cuatro a seis meses para evaluar el funcionamiento de sus desfibriladores y, eventualmente, reprogramarlos. Ahora, existen algunos dispositivos que emiten datos en forma automática y regular, sin que el paciente siquiera lo note.

El sistema consiste, básicamente, en un transmisor –una especie de teléfono celular- que se coloca dentro del domicilio y que interroga periódicamente al dispositivo cardiodesfibrilador implantado en el paciente, quien debe ubicarse a menos de tres metros de distancia del transmisor.

Los datos son enviados diariamente por telefonía celular a una web central que, a su vez, reenvía la información al médico o servicio hospitalario a través de internet, celular o fax. En caso de alteraciones significativas, el sistema alerta al cardiólogo a través de internet o SMS. El médico puede programar previamente las notificaciones según distintos niveles de alarma.

El paciente también puede enviar sus datos voluntariamente. En cuanto al transmisor, puede ser llevado por el paciente cuando viaja, de modo que el monitoreo continúa en cualquier lugar del mundo a través del roaming.

Avanza el control remoto de los desfibriladores
Los datos del dispositivo son enviados en forma periódica y automática a una web segura.
Ante alteraciones severas, se envía un informe inmediato al médico.
Crédito: Archivos de Cardiología de México.

Además de los patrones eléctricos del corazón, los dispositivos de última generación también pueden transmitir en forma inalámbrica otros parámetros clínicos, como la acumulación de líquidos en la cavidad torácica, que pueden alertar tempranamente sobre una complicación severa.

En la Argentina ya se monitorean remotamente unos 300 dispositivos, la gran mayoría fabricados por una empresa alemana. “Se usan fundamentalmente para los pacientes que viven lejos y que tienen un alto riesgo de muerte súbita”, señala Alejandro Villamil, jefe de la Sección de Electrofisiología y Marcapasos del hospital El Cruce, de Buenos Aires. “No están diseñados para el tratamiento de la urgencia sino para el control remoto del dispositivo y la detección temprana de arritmias, lo que permite evitar que el desfibrilador genere choques inapropiados.”

¿Se pueden hackear los desfibriladores? Los niveles de seguridad son muy altos y la información, que viaja totalmente encriptada, sólo puede ser vista por el cardiólogo que controla al paciente. Cabe destacar, además, que el médico no puede reprogramar el desfribrilador o marcapasos a distancia en respuesta a una anomalía detectada por el sistema. La señal de alerta sirve para citar al paciente a una consulta médica anticipada, en caso de necesidad.

La tecnología de monitoreo desde el hogar supone un gran avance ante el creciente número de dispositivos que se implantan en todo el mundo. “A futuro -anticipa Villamil-, se va a imponer el monitoreo remoto en todos los equipos”.

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