31 de mayo: Día Mundial Sin Tabaco

La cantidad de adultos fumadores está disminuyendo en el mundo y, también, en la Argentina. Cada vez hay más conciencia del riesgo que impone el tabaco no sólo a nivel pulmonar sino también cardíaco. Pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el tabaco todavía mata a 8 millones de personas cada año, un millón de ellos por exposición al humo ajeno. 

 Por su parte, la industria tabacalera parece haber encontrado nuevos targets para su inversión de 8.000 millones de dólares en marketing: ahora se dirige a las nuevas generaciones, mediante “influencers” en redes sociales y celebridades, eventos y fiestas, y publicidades cercanas a escuelas, alerta la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Los videos que enseñan a “vapear” en Youtube aumentan sus vistas y los que emiten mensajes con desinformación encuentran crecientes audiencias, según un reciente estudio.

Las estrategias para captar nuevos fumadores se diversifican e incluyen estudios a favor de la nicotina en medio de la pandemia de COVID-19. Por ejemplo, se difundió  que los fumadores tenían menos riesgo de morir por COVID-19 y hasta se sugirió que la nicotina podía proteger a los pulmones del SARS-COV-2 al reducir los receptores ACE2, cuando lo cierto es que el tabaco no protege al organismo humano del coronavirus sino que multiplica el riesgo de infarto y otras patologías cardiovasculares. 

Los fumadores suelen tener una capacidad pulmonar disminuida que los pone en peligro ante una neumonía grave, como la que genera el COVID-19. El humo del tabaco daña los alveolos donde se realiza el intercambio de oxígeno con la sangre. Los fumadores suelen tener más complicaciones cardiovasculares en general y, también, cuando se contagian influenza.

De hecho, la OMS revisó recientemente la evidencia científica y concluyó que los fumadores tienen más probabilidades de desarrollar síntomas graves en caso de padecer COVID-19, en comparación con los no fumadores. Además, el llevarse un cigarrillo a la boca aumenta el riesgo de que los dedos de las manos toquen los labios, incrementando un potencial contagio viral.

Los cardiólogos subrayan que los cigarrillos electrónicos también tienen riesgos por los elementos químicos que contienen y porque generan un hábito. Un estudio mostró que los cigarrillos electrónicos con aditivos que les dan sabor producen daños a nivel endotelial y podrían ser cardiotóxicos a largo plazo. Se estima que hoy existen unos 15.000 sabores diferentes en cigarrillos electrónicos, algunos diseñados especialmente para niños y adolescentes.

Otro estudio, que se acaba de publicar en Science Advances, revela, además, que los cigarrillos electrónicos alteran el microbioma oral y generan respuestas pro-inflamatorias que pueden conducir a enfermedades de las encías y, en última instancia, a la pérdida de dientes. La inflamación que genera en la boca actúa mediante mecanismos distintos a los de la nicotina, según los investigadores. “Estamos viendo que los cigarrillos crean un ambiente de estrés en la boca”, señala Purnima Kumar, profesor de la Facultad de Odontología de la Universidad de Ohio y autor principal del estudio. El componente tóxico clave aquí sería el glicol o el glicerol que transporta el líquido del dispositivo y se “vapea” como humo. 

, revela, además, que los cigarrillos electrónicos alteran el microbioma oral y generan respuestas pro-inflamatorias que pueden conducir a enfermedades de las encías y, en última instancia, a la pérdida de dientes. La inflamación que genera en la boca actúa mediante mecanismos distintos a los de la nicotina, según los investigadores. “Estamos viendo que los cigarrillos crean un ambiente de estrés en la boca”, señala Purnima Kumar, profesor de la Facultad de Odontología de la Universidad de Ohio y autor principal del estudio. El componente tóxico clave aquí sería el glicol o el glicerol que transporta el líquido del dispositivo y se “vapea” como humo. 

Beneficios de dejar de fumar

En la Argentina, todavía fuma el 22% de los adultos, según la última Encuesta de Factores de Riesgo, y mueren alrededor de 44.000 personas por enfermedades relacionadas con el tabaco. Más del 1% de la población utiliza cigarrillos electrónicos.

La OMS recomienda a los fumadores dejar de fumar lo antes posible mediante métodos de eficacia comprobada, como líneas de atención telefónica gratuitas para ese fin,  programas que se basan en mensajes de texto por móvil, o tratamientos de sustitución con nicotina, tipo parches o chicles. 

Es importante recordar que tan sólo 20 minutos después del último cigarrillo disminuyen la presión arterial y la frecuencia cardíaca elevadas. Entre 2 y 12 semanas después, mejoran la función pulmonar y cardíaca.  Antes de los 9 meses, se reduce la tos y la dificultad para respirar. Y al año, el riesgo de enfermedad coronaria disminuye a la mitad. A los 15 años de haber abandonado el tabaquismo, el riesgo coronario de un fumador y un no fumador son iguales. 

Dejar de fumar es una de las decisiones qué más beneficios puede aportarle a una persona a lo largo de su vida y, también, durante la actual pandemia. “Los pacientes fumadores tienen más riesgo de sufrir complicaciones si se contagian con el virus que causa COVID-19, y quienes tienen EPOC tienen más probabilidades de morir”, informa la cardióloga Adriana Ángel, miembro del Comité asesor del Consejo de Epidemiología y Prevención Cardiovascular de la SAC 

Según una encuesta realizada durante el aislamiento preventivo obligatorio por la Asociación Argentina de Tabacología sobre 1795 adultos, un 71% de los fumadores manifestaron que quieren dejar de fumar y 70% declara estar más preocupados frente al COVID-19 por ser fumadores. Sin embargo, un 59% de los fumadores cree que imposible o no se propone dejar de fumar en estas circunstancias, según los datos preliminares difundidos por AsAT. “Esto nos indica que hay mucha gente que quiere dejar de fumar pero que cree que no puede, ya que intentaron abandonar el hábito solos y fracasaron. Es importante que sepan que los tratamientos efectivos combinan tratamientos farmacológicos y terapias cognitivo- conductuales y se puede acceder a ellos a través de la telemedicina”, explica la psiquiatra Julieta Cassone, vicepresidenta de la AsAT.

“Durante la pandemia de COVID-19, vemos dos grupos: gente más motivada para abandonar el cigarrillo y personas que no se animan a hacerlo por la situación de aislamiento”, confirma Ángel. “Hay que aprovechar las videoconsultas, el Whatsapp y otras herramientas digitales para ayudar a los pacientes que están intentando dejar de fumar, especialmente durante el período de abstinencia”, subraya la directora del curso virtual de la SAC “Intervención en tabaquismo”.

Por Alejandra Folgarait

INSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

SAC Móvil

¡Descarga nuestra aplicación para navegar nuestro contenido de una manera más fácil y dinámica!