Opinión conjunta de World Heart Federation (WHF), American College of Cardiology (ACC), American Heart Association (AHA) y European Society of Cardiology (ESC).
El Problema
Uno de los mayores contribuyentes en el mundo en lo que respecta a morbi-mortalidad es la polución del aire, estimándose un 12% del total de muertes en el año 2019. Esto incluye tanto la contaminación puertas afuera como en el interior del hogar, siendo esta ultima la principal preocupación en países con bajos recursos económicos, donde utilizan combustibles contaminantes, como carbón, maderas, residuos agrícolas o estiércol animal para calefaccionarse y cocinar.
Si bien los impactos de la contaminación del aire en las enfermedades respiratorias son ampliamente reconocidos, cerca del 50% de las 6,7 millones de muertes estimadas atribuibles a la mala calidad del aire en 2019 se deben a enfermedades cardiovasculares. En el mundo, el 20% de las muertes debidas a enfermedad cardiovascular se desencadenan por causa de la contaminación del aire. La polución ambiental fue el cuarto factor de riesgo, con más muertes atribuibles que el colesterol LDL alto, el índice de masa corporal elevado, la inactividad física o el consumo de alcohol. Asimismo esta contaminación produce pérdida de esperanza de vida promedio de 20 meses, casi tan alta como la del consumo de tabaco (22 meses).
A pesar de la creciente conciencia sobre el impacto de la contaminación del aire en la salud de la población, la apreciación de la polución del aire como un factor de riesgo modificable sigue siendo limitada entre los proveedores de atención médica. De acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la WHF, AHA, ESC y ACC hacen un llamado a la acción en investigación y desarrollo de políticas a escala global. Como objetivo plantean generar conciencia sobre el impacto de la contaminación en enfermedades cardiovasculares y así alcanzar el objetivo 25 x 25 de la WHF (reducir en un 25% la mortalidad cardiovascular prematura para 2025).
Evidencias que sugieren la relación de la enfermedad cardiovascular con la polución del aire
La polución del aire es una mezcla compleja y dinámica de numerosos compuestos en forma gaseosa y de partículas, que se originan en diversas fuentes, están sujetos a transformación atmosférica y varían en el espacio y el tiempo. Existen tres contaminantes comunes en los cuales se hace foco de monitoreo y regulaciones por su impacto en la salud: el material particulado (PM), el ozono (O3) y el dióxido de nitrógeno (NO2).
PM presenta fuerte impacto sobre la cardiopatía isquémica y el accidente cerebrovascular, así como el cáncer de pulmón, la EPOC, las infecciones de las vías respiratorias inferiores, tipo 2 diabetes, complicaciones del embarazo y la mortalidad infantil. Más aún, se asocia la contaminación atmosférica por partículas con la progresión de la aterosclerosis.
El O3 se asocia principalmente con la exacerbación de la enfermedad respiratoria, con la incidencia y mortalidad de la EPOC y con efectos metabólicos.
El NO2 se utiliza a menudo como indicador de la contaminación del aire relacionada con el tráfico. La exposición crónica favorece el desarrollo de asma infantil, mientras que la variabilidad a corto plazo se asocia con episodios de exacerbación del asma y un aumento de la mortalidad diaria.
Un documento de la AHA sugiere que la evidencia disponible es consistente con una relación causal entre la exposición al PM y la mobi-mortalidad cardiovascular.
Recientemente, expertos de la ESC identificaron la contaminación del aire como uno de los principales factores de riesgo modificables relevantes para la prevención y el tratamiento de la enfermedad cardiovascular. Este documento de posición también destacó el papel de los profesionales de la salud, incluidos los cardiólogos, a la hora de asesorar a sus pacientes sobre los riesgos de la contaminación del aire y, al mismo tiempo, respaldar iniciativas educativas y políticas con ese fin.
Oportunidad para un impacto global
Aproximadamente el 92 % de la población mundial vive en áreas donde se excede el límite de la guía anual de calidad de aire de la OMS de PM < 2,5 µm y el 47% se encuentra expuesta al uso de combustibles solidos para cocinar. Además, el cambio climático está provocando una mayor frecuencia y gravedad incendios forestales, lo que conduce a grandes episodios de humo. En EEUU, la reducción de concentraciones de partículas, determinadas por diversas acciones regulatorias, produjo un aumento del 15% en la esperanza de vida. Similarmente un programa en la India hizo accesibles los combustibles limpios de cocina para millones de personas, reduciendo las inequidades relacionadas al origen de enfermedades no comunicables.
Para abordar el desafío, las distintas organizaciones cardiológicas (WHF, ACC, AHA y ESC) tienen como rol la investigación, la promoción y la educación para así poder reducir los impactos de la contaminación de aire en la salud cardiovascular.
Comentario: Estamos viviendo una situación única producto de la pandemia del COVID-19 y la atención del mundo y los sistemas de salud la priorizan. Cabe destacar que otros factores de riesgo no deben ser desatendidos. La polución ambiental puertas adentro juega un rol importante en los hogares durante las medidas de aislamiento y será fundamental el control de la contaminación atmosférica cuando la circulación de las personas y la actividad fabril vuelva a los niveles históricos. Las sociedades científicas cardiovasculares nos alertan en este documento sobre la delicada situación que emerge de la falta de conciencia sobre los daños que puede generar el aire que respiramos.
Taking a stand against air pollution – the impact on cardiovascular disease. A joint opinion from the World Heart Federation, American College of Cardiology, American Heart Association, and the European Society of Cardiology. Brauer M, Casadei B, Harrington R, Kovacs R and Sliwa K. European Heart Journal (2021); 00: 1-4.
